Los neurocientíficos
Brad Pfeiffer y David Foster, de la facultad de Medicina de la Universidad
Johns Hopkins, en Baltimore, revelan ahora usando ratas de laboratorio que el
plan de seguir cierto trayecto, consiste en la activación secuencial de
las células de lugar que representan el trayecto en ese mapa interior. Como las
notas de una melodía, solo que en el espacio. Nuestra posición en el
espacio está representada en una especie de mapa interior en el hipocampo
cerebral, formado por grupos de neuronas llamadas células de lugar. La
teoría de que el cerebro de los mamíferos contiene un mapa interior que representa
la posición del individuo en el espacio es cualquier cosa menos nueva: fue
propuesta en los años cuarenta por el psicólogo Edgard Tolman, de la
Universidad de California en Berkeley. Tampoco es nueva la hipótesis de que ese
mapa está relacionado con el hipocampo cerebral, que ya fue avanzada en los
años setenta.
El
hipocampo es una estructura situada en el centro del cerebro, y debe el nombre
a su vago parecido con un caballito de mar (hipocampo en latín). Tiene un papel
esencial en la formación de memorias, y también en su recolección de la base de
datos, aunque por mecanismos que todavía no se comprenden en profundidad.
Pfeiffer y Foster presentan su trabajo en el artículo principal de la revista
Nature.
Pero
el trabajo de los dos neurocientíficos de Baltimore va mucho más allá de esas
intuiciones pioneras. Su diseño experimental, usando ratas como un sistema
modelo del hipocampo humano, les ha permitido por primera vez registrar la
actividad de 250 células de lugar simultáneamente y de forma continua –con una
resolución temporal cercana a los 20 milisegundos— mientras la rata está
resolviendo problemas equiparables a los de un taxista, como decidir la mejor
forma de volver a casa tras haber estado explorando su laberíntico entorno en
busca de comida.
Las
ratas y los humanos usamos el mismo tipo de navegador para esto, pero las
técnicas para obtener imágenes del cerebro humano en funcionamiento, como la
resonancia magnética, están muy lejos de la precisión requerida para un estudio
de esta clase. Solo la implantación de paneles de electrodos puede recabar toda
esa información de las neuronas individuales que están haciendo el trabajo en
ese momento.
Los
investigadores han podido averiguar así que, justo cuando la rata está
decidiendo qué camino tomar para volver a casa, las neuronas de lugar del
hipocampo se disparan en una secuencia que representa los puntos sucesivos de
la trayectoria que después –en efecto— seguirá.
No
se trata de una trayectoria recordada, porque lo anterior es verdad incluso
cuando el animal no ha tomado nunca ese camino. Se trata de una verdadera hoja
de ruta, análoga a la que el GPS del coche ofrece al conductor atribulado: vaya
hasta aquella glorieta, luego tome hacia la izquierda y demás. Una verdadera
simulación mental de lo que ocurrirá después.
El
hipocampo no está solo implicado en los mapas espaciales, sino también en otros
tipos de memoria.
“Otros
investigadores como Howard Eichenbaum, de la Universidad de Boston, han
mostrado que las células de lugar no solo responden a la posición en el
espacio, sino también en otras situaciones. De modo que el hipocampo puede
ofrecer un juego de neuronas de uso general capaces de responder de distintas
formas a diferentes situaciones”, “Nuestro trabajo muestra que estas células se
activan en secuencias” “lo que puede reflejar una especie de proceso de
resolución de problemas, y también un proceso de memoria, en el que pueden
basarse otras habilidades cognitivas además de la navegación espacial; hay
trabajos, de hecho, que implican al hipocampo humano en el
lenguaje”dijo Foster.
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